A diferencia de la anterior, esta lección va a ser tan corta como necesaria.

Suponemos que has reducido al máximo posible el nivel de subjetividad y has evaluado, objetiva y honestamente, tu preparación para el negocio desde todos los puntos de vista, incluyendo lo que abordamos justo antes: tu preparación financiera.

Bien, luego de eso, ¿aún deberías refinar más tu idea de negocios en correspondencia con tu situación financiera?

Sabemos que te hemos conminado a responder muchas preguntas hasta ahora, pero es la única forma de ser totalmente honestos con quienes nos honran al tomar este curso. Por ello, para responder esa interrogante fundamental de arriba, vengan otras TRES preguntas que debes hacerte:

*¿Puede tu idea de negocio ponerte en un peligro financiero tal que dañe de manera irreversible tu vida y la de tus seres queridos? Fíjate que la palabra clave aquí es “irreversible“. Todo empeño empresarial conlleva aparejada la posibilidad de daños… el caso es que estos no sean de tal magnitud, que no puedas reconstruir tu vida y la de quienes te rodeen.

*¿El valor comercial que atribuyes a tu idea de negocio justifica el riesgo financiero que estás corriendo?

*¿Podrás generar suficientes ventas en un período de tiempo razonable como para compensar los costos del lanzamiento y operación inicial de tu negocio?

No es extraño que, después de todo lo aprendido en el Paso #4 y de haber respondido a estas preguntas, muchos emprendedores decidan ajustar aún más su concepto original de negocio. Algunos reducen su escala, otros tratan de incorporar más socios con experiencia y/o recursos… y mil otras posibles acciones según las peculiaridades de cada caso.