Paso #6: ¿Necesitas un Plan de Negocio? Pues a escribirlo…
Posteriormente, tendremos una Sección especialmente enfocada en este tema, pero si hablamos de los pasos para comenzar un negocio, no podemos dejar de hablar del Plan de Negocios. Lo que te vamos a decir aquí te puede resultar controvertido, en algunos casos paradójico y hasta quizás un poco confuso. No es nuestra intención. Es que así de “peliagudo” es este temita.
Veamos varias formas de responder a esta pregunta y algunos comentarios.
¿Necesitas un Plan de Negocios de decenas o cientos de páginas si eres un pequeño emprendedor?
NO, esos enormes mamotretos, luego nadie se los lee. Porque en los negocios compuestos por una o pocas personas no hay tiempo para eso. Y porque casi nunca ese nivel de precisión al que se pretende llegar en cientos de páginas y gráficos tiene mucho que ver con la realidad que vas a enfrentar.
Por supuesto, vendrán los Consultores (y algunos de los que estamos creando este curso lo somos) dedicados a asesorarte en esos planes (y a ganar mucho dinero con ello), a decirte que esto no es así, que por supuesto lo necesitas, blah, blah, blah… y te citarán a académicos de Harvard y Oxford… y te pondrán de ejemplo los planes de Coca Cola, Microsoft, Google y quién sabe qué otra divinidad empresarial de Silicon Valley, que se lanzan al ruedo armados de cientos de miles o millones de dólares. Lamentamos recordarte que ese no es tu caso.
No inviertas tu tiempo y tu dinero en algo que no vas a usar.
Bueno, pero algún “plan” o “guía” debo tener, ¿no?
Claro que sí. En eso no te falta razón, y todas las lecciones de este curso que has venido estudiando hasta ahora y algunas de las que faltan tienen como objetivo proporcionarte esa “brújula” que tanto necesitas, pero no en forma de la nueva Enciclopedia Británica o de un “artefacto” que solo sirve para alimentar cucarachas.
Todos los apuntes que debes haber estado haciendo son tu mejor guía, y te ayudaremos a que le des cierto orden en el capítulo dedicado a los Planes de Negocio, pero debe ser algo muy práctico, muy flexible, que considere no metas tan específicas que se resumen en un número ($10,000 dólares, por ejemplo), sino en amplios escenarios que se fundamentan no en puntos o números específicos, sino en intervalos: “mi negocio puede sobrevivir si en los primeros 6 meses soy capaz de vender entre $8,000 y $12,000 dólares“, sería una afirmación más cercana a la realidad y más útil.
Las ideas en tu cabeza, o las expresadas en conversaciones con amigos y familiares, no son un plan, no son una guía, no sirven de brújula para avanzar por la densa selva del emprendimiento. Tienes que darles un cierto orden y un cierto nivel de síntesis para convertirlas en una “herramienta de gestión“.
El Dr. Tejeda siempre dice que los emprendedores ahorrarían mucho tiempo si conocieran a fondo la trilogía “Idea-Proyecto-Producto“. Todos tenemos muchas ideas; algunas de ellas son incluso muy buenas. Pero son solo eso, “Ideas“. Cuando a esa “secuencia de pensamientos con un propósito comercial” (que es como él diferencia la idea de negocio de todas las demás ideas) le añadimos una investigación de mercado, por sencilla que sea; un análisis de fortalezas y debilidades, de oportunidades y amenazas; y podemos ver con claridad sus costos, gastos, ingresos y posibilidades de financiamiento, entonces estamos en presencia de un “Proyecto“…, pero aún no es algo que resuelve una cierta necesidad y que podemos sacar al mercado.
Cuando a ese proyecto le agregamos una visión poderosa y le damos cierta forma (empaque, envoltura) o cierto tipo de presentación que va específicamente destinado a resolver una necesidad o problema específico (y la redundancia es a propósito), cuando le ponemos precio y tenemos claros los canales de distribución y las maneras en que vamos a lograr que el público objetivo lo conozca y lo diferencie de la competencia, entonces y sólo entonces estamos ante un “PRODUCTO o SERVICIO“, o sea, algo que se puede comercializar.
Ese tránsito de Idea a Producto, reflejado en un papel de manera ordenada y sintetizada, es el Plan de Negocios que como pequeño emprendedor necesitas. Los “libracos“, déjaselos a los grandes corporativos, que se lo coman con papas fritas y que no se atraganten.
Y si quiero conseguir inversionistas, ¿necesito un Plan de Negocios “Tradicional”?
Pues es muy posible que, en este caso, la respuesta sea SÍ. Aunque qué “tradicional” deba ser dicho plan va a depender de 3 cosas: tu negocio, la cantidad de financiamiento solicitada y el riesgo que represente; y el tipo de inversionistas con los que hables. Si son bancos o instituciones financieras tradicionales, pues prepárate a presentar toneladas de cifras, tablas y gráficos…, que nadie se lee con mucha atención ni les importan mucho, pero les servirán para justificar sus decisiones y salvar su pellejo cuando los jefes les pidan cuentas, sobre todo si algo no sale bien.
Si son familiares y amigos, o amigos de tus amigos, lo más seguro es que quieran ver lo mejor fundamentada posible la ruta de Idea a Proyecto y a Producto que comentamos arriba, a lo que habría que agregar una descripción detallada de tus conocimientos y habilidades, así como los de tu equipo de trabajo, si alguien más va a estar contigo en el emprendimiento (por supuesto, será más o menos detallado en dependencia de qué tan bien te conocen esas personas).