Tanto con el inglés como con casi cualquier otro idioma, si pides a alguien que te explique unas cuantas reglas ortográficas básicas y te dedicas a aprender las “palabras más usadas”, verás cómo prospera tu capacidad de entender y comunicarte.
Y si además comienzas a entrenar y desarrollar tu habilidad para entender por el contexto (no palabra a palabra, sino en la concatenación lógica de varias palabras entre sí), entonces estás muy cerca de dejar de preocuparte por sus debilidades idiomáticas.
Supón que no entiendes nada de español, pero estás leyendo un titular de un periódico local que dice (y seguimos con el ejemplo tenebroso): “Ayer después de una larga enfermedad falleció Pepe. Era un gran padre y un excelente maestro”.
Piensa ahora que, excepto la palabra “falleció”, todas las demás son de uso muy común, y como estudiaste las palabras más usadas, pues las puedes entender perfectamente… y esa sola palabra que no entiendes no te perturba en absoluto para entender el contexto.
Tu mente funciona por asociaciones y mensajes interconectados: al leer “después de una larga enfermedad”, entenderás que o bien se recuperó la persona o bien murió, pero en este caso nos están diciendo que “era un gran padre…”, lo que significa que ya no “es” y por tanto relacionamos la “prolongada enfermedad” con el hecho de “ya no estar más” y comprendemos perfectamente el sentido de toda la frase, incluyendo la palabra “falleció”.
Muchas veces, el contexto lo es todo. Debemos acostumbrarnos a entender no palabra por palabra, sino por cada oración o, aún mejor, por el sentido de los párrafos, de las cadenas de mensajes que se producen cuando el significado de varias palabras se entrelaza. |
Piensa que lo mismo te sucede en idioma español, cuando alguien utiliza una palabra de la que no tienes la menor idea, pero le entiendes perfectamente porque captaste el sentido de toda la frase o mensaje.
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