El crédito es mucho más que una tarjeta plástica o un préstamo bancario.
Se trata de tu confiabilidad y solvencia financiera. En Estados Unidos, no eres Antonio, Yolanda o Francisco. Por feo que suene, eres la combinación (mágica y tenebrosa) de dos cosas: “un número de seguro social” (“¡obténlo!”) y “un historial de crédito” (“¡cuídalo y mejóralo!”).
Tener un buen crédito significa que se te hará más fácil obtener préstamos y tasas de interés más bajas. Una tasa de interés más baja generalmente permite cuotas de pago más bajas. Un buen crédito es importante cuando deseas obtener un préstamo para comprar un auto, conseguir un lugar para vivir y, a veces, incluso para obtener un empleo, sobre todo cuando se trata de empleos ejecutivos.
Muchos compatriotas recién llegados han visto con asombro cómo les deniegan un empleo que parecía ideal para ellos. Lo que no saben es que detrás de ese rechazo está la muy “automática” consulta de un burócrata acerca de su historial crediticio. Como el récord es nuevo, no tiene un alto puntaje, lo que para el afamado burócrata puede ser razón más que suficiente para concluir que nuestro compatriota no es el adecuado para el puesto.
Muchos latinos que comienzan su vida en Estados Unidos descubrirán lo difícil que es obtener un préstamo o una tarjeta de crédito. La razón es que, al no tener un antecedente crediticio, se hace difícil para los prestamistas predecir si tienes buenas probabilidades de pagar el préstamo y las cuotas a tiempo.
Y, por supuesto, hay muchos que se aprovechan de esta situación a propósito para colgarte tasas de interés y condiciones humillantes que ningún estadounidense o residente bien establecido en el país les aceptaría. Da casi por seguro que, acabado de llegar, cuando más necesitas el dinero, si cuentas con la suerte de que alguien te haga un préstamo, los intereses serán grotescamente altos. Bueno, mejor sería decir, aún más grotescos que para los que llevamos muchos años acá. |
Establecer un buen historial de crédito es una tarea bien difícil, aunque no es tan fiero el león como lo pintan. Algunas sugerencias al respecto:
* Solicita una tarjeta de crédito expedida por una tienda local o gasolinera, ya que estos tienen mejor disposición para extender crédito a alguien sin antecedentes crediticios (pero solo una, no más de ese tipo).
* Solicita una “tarjeta de crédito garantizada”. Los prestadores no ven como un riesgo el que obtengas un préstamo de tu propio dinero.
* Pídeles a otras personas que ya tengan un historial de crédito establecido que sean codeudores de una de tus cuentas. De esta manera, el codeudor da su acuerdo para repagar el préstamo en caso de que tú no lo hagas, pero cuando pagues, ya estarás acumulando antecedentes crediticios.
Mantén limpio tu historial de crédito (o sea, paga a tiempo, no sobrepases el límite que te otorgaron o, aún mejor, no te pases del 30% del límite otorgado).
Es importante comprender QUÉ TIPO DE INFORMACIÓN evalúan la mayoría de los otorgantes de crédito. Algunas de las cosas que evalúan son:
* Tu solicitud de crédito o préstamo.
* Tu informe de crédito.
* Tus antecedentes en el pago de facturas.
* La cantidad y tipo de cuentas que posees.
* Si pagas o no tus cuotas a tiempo.
* Por cuánto tiempo has tenido las cuentas y los préstamos.
* Las porciones no utilizadas de tus líneas de crédito
* Acciones de cobranza que hayan tenido que efectuar en tu contra.
* Tu deuda pendiente.
* La relación (o ratio) entre lo que ganas y lo que debes, lo que es especialmente importante si quieres comprar una casa o un auto a crédito.
Antes del 11 de septiembre era relativamente fácil abrir una cuenta de Banco en los Estados Unidos. Ahora no lo es y te exigen diversos requisitos y mucha documentación: prueba de residencia legal, número de seguro social (SSN), etc. Por tanto, tendrás que hacer una labor de investigación, ir a diferentes sucursales locales y manejar diferentes opciones antes de que puedas sacar tu dinero de debajo del colchón.
Una vez logres que un Banco te acepte abrir tu cuenta, si tienes más de una opción, no dejes de preocuparte por las condiciones que te ofrecen: los costos mensuales o anuales de mantenimiento de la cuenta, si estás obligado a mantener un mínimo de dinero en la misma, cuánto te cobran por usar los cajeros, qué protección te brindan si te quedas sin fondos, etc.
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