La vida en Comunidad también es menos bulliciosa (“menos alegre”, diría un buen amigo, aunque la alegría y el ruido no tienen por qué estar asociados inseparablemente). Si haces una fiesta en tu casa, primero investiga hasta qué hora se permiten, qué nivel de ruido es aceptado y a quién hay que pedir autorización.
Igualmente, controla el nivel de ruido en tu casa, tanto cuando bromees como cuando estés peleando (en ambos casos la mayoría de los latinos superamos los decibeles acostumbrados en Estados Unidos, con algunas excepciones, pero no nos vamos a adentrar ahora en eso).
Aquí vale la pena mencionar algo que es igualmente válido para otros capítulos de esta Guía. En Estados Unidos la gente se toma muy en serio lo relacionado con el cumplimiento de las normas y leyes, así como los efectos legales de cualquier tipo de interrelación. El término “demanda” es de los más usados en el léxico cotidiano. En el 2024 se contabilizaron alrededor de 40 millones de procesos civiles.
Si bien en Latinoamérica tu vecino molesto por el ruido que estás haciendo a deshoras primero te llamará desde su casa, quizás hasta te grite una grosería relacionada con la progenitora de tus días y buena parte de tus antepasados y te amenace con romperte hasta… tu segundo apellido; el norteamericano típico no perderá el tiempo en estas cosas. Simplemente te llamará a la Policía sin que muchas veces te avisen o siquiera te amenacen con que van a hacerlo. Y si persistes, simplemente te demandarán. |
Lo mismo ocurre respecto a disputas que tienen lugar en donde trabajas o en tu Comunidad de residencia, las cuales pueden conllevar que recibas una demanda judicial, de la cual te enteras cuando recibes el citatorio con fecha y hora.
Sale sobrando repetir que los abogados son extremadamente caros y lo mejor que puede pasarte es evitarse ese tipo de contratiempos.
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