La Familia constituye el pilar de cualquier sociedad y en Estados Unidos se le concede importancia vital a la misma.
En la cultura estadounidense, la importancia que se le concede a la familia varía según las experiencias individuales, el trasfondo cultural y las creencias personales, pero existen algunas características comunes que se destacan. Tradicionalmente, la familia en EE. UU. se ha visto como una unidad básica y fundamental en la sociedad, pero en comparación con otras culturas, la dinámica familiar estadounidense puede ser más individualista.
Algunas de las características de la familia en EE. UU. son:
- Independencia de los hijos: Desde temprana edad, se fomenta la autonomía de los hijos. Esto contrasta con otras culturas, donde la dependencia de los padres puede prolongarse más allá de la adolescencia. En EE. UU., los jóvenes suelen ser incentivados a mudarse de la casa de los padres y a buscar su independencia económica y emocional. En la actualidad, debido a los altos (sería mejor decir “abusivos” o “casi impagables“) precios de las rentas y las compras de vivienda, esta tendencia se ha detenido un poco.
- Diversidad de estructuras familiares: Aunque el modelo nuclear (padre, madre e hijos) ha sido tradicionalmente idealizado, en la sociedad estadounidense existen muchas formas de familias, incluyendo familias monoparentales, familias reconstituidas (de padres divorciados) y familias de diferentes orientaciones sexuales e identidades de género. Esta diversidad refleja la flexibilidad y la aceptación de distintas configuraciones familiares. Ya no es nada extraño ver niños con “dos madres” o con “dos padres“.
- Valores de apoyo emocional: Aunque el individualismo está muy arraigado, la familia en EE. UU. sigue siendo una fuente clave de apoyo emocional, especialmente en momentos de crisis. Las celebraciones familiares, como las reuniones de Acción de Gracias o las fiestas de Navidad, son momentos destacados que refuerzan los lazos familiares.
- Desafíos del “sueño americano”: Muchas familias en EE. UU. valoran profundamente el trabajo duro y el esfuerzo por alcanzar el llamado “sueño americano” (en broma, algunos dicen que eso significa “acostarse con sueño y levantarse con sueño“), lo que puede llevar a que uno de los padres (o incluso los dos) pase mucho tiempo trabajando fuera de casa. Esto puede generar cierta tensión en la dinámica familiar, ya que el tiempo dedicado al trabajo puede disminuir el tiempo que los miembros de la familia pasan juntos.
- Relación con la educación y el bienestar: Los padres en EE. UU. a menudo tienen expectativas altas con respecto a la educación y el éxito de sus hijos, lo que refleja el valor cultural que se le da a la autorrealización y el progreso personal.
- Tendencia hacia la independencia en la adultez: En términos generales, la independencia es vista como un valor central, por lo que los hijos adultos, aunque mantienen un vínculo con sus padres, a menudo viven separados y llevan una vida autónoma. Sin embargo, esto no significa que los vínculos familiares no sean fuertes, sino que están marcados por un equilibrio entre la cercanía emocional y la independencia. Por ejemplo, las familias no se reúnen tan a menudo como las familias latinas, incluso si viven en la misma ciudad.
En resumen, aunque la familia sigue siendo fundamental en la vida estadounidense, la forma en que se estructuran las relaciones familiares refleja una mezcla de tradiciones culturales, independencia y una diversidad de modelos familiares.
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