La Obsesión con el Terrorismo

Después del 11 de septiembre del 2001, en parte justificada por la terrible magnitud de los hechos ocurridos y en parte debido a la enorme dimensión que los estadounidenses les dan a casi todas las cosas, se desató en el país una obsesión con el terrorismo que a veces llega a extremos ridículos, como el de confiscar el disco duro de una computadora en el aeropuerto por contener un juego donde aparecía el nombre de Al Qaeda en varias ocasiones.

Y aunque en los últimos tiempos había venido decreciendo esa fea tendencia, muchas personas de nacionalidad u origen árabe (no pocos latinos entre ellos) se han encontrado con muchísimas dificultades no solo para entrar al país, sino también para abrir cuentas bancarias, tener acceso a créditos y hasta para hacer fiestas o reuniones de amigos en casa, pues algún asustadizo vecino puede interpretarlo como una conspiración, avisar a la policía y comenzar una epopeya de vigilancia de consecuencias impredecibles.

Han pasado 22 años desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del año 2001, y la pérdida ni el dolor han disminuido. 

Para las familias y los seres queridos de las dos mil 977 personas inocentes que fueron asesinadas ese día, aún hay sillas vacías en sus fiestas de cumpleaños y cenas familiares, promesas sin realizar, planes incumplidos. Para el resto de nosotros, los recuerdos de la tragedia internacional no han disminuido, y los 22 años que nos separan de ese sombrío día pueden avanzar en el tiempo, pero no en las emociones. El pueblo de Estados Unidos todavía está unido en el dolor. Y nosotros los latinos, hayamos vivido en el país en esa fecha o no, ESTAMOS CON ELLOS.

No es de extrañar que la lucha contra el terrorismo se haya convertido en una de las mayores prioridades del gobierno y la sociedad estadounidense. Entre algunos cambios importantes a señalar, están:

* La creación en 2002 del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que une a varias agencias de seguridad con el fin de coordinar la lucha para prevenir futuros atentados terroristas.

* La aprobación de la Ley Patriota (Patriot Act), que otorgó al gobierno de EE. UU. poderes ampliados para investigar y espiar a personas sospechosas de estar relacionadas con el terrorismo.

* El incremento de la vigilancia global, estableciendo programas muy sofisticados de recopilación de inteligencia. Algunos de ellos han sido muy cuestionados por considerarse entre varios sectores de la sociedad como una invasión a la privacidad ciudadana y un desbalance entre seguridad y derechos civiles. El caso es que, sin paranoia pero con certeza, donde quiera que vayas tienes que saber que aquel viejo refrán de las abuelitas casi que ha cobrado vigencia universal: “Siempre hay un ojo que te ve“.

Los latinos hacemos de todo una broma… pero en el caso del terrorismo es mejor enfocarlas en otros temas, pues una mala interpretación (posibilidad que se agudiza por el idioma) nos puede conllevar a resultados muy indeseables. No sólo se trata del más elemental respeto, sino además de evitar caer en un problema mayor.

Una de las grandes paradojas en el mundo del terrorismo es que los “terroristas” de unos son, a la vez, los “héroes” de otros. Los autores de esta Guía insisten en la necesidad de diferenciar el “activismo político“, e incluso el “anarquismo“, del terrorismo. Este último siempre es reprobable, innecesario y criminal.

Si deseas conocer más acerca de este indudable flagelo de la humanidad, te compartimos este documento, que te puedes bajar haciendo clic aquí, publicado en Doctrina, por José Juan Olloqui, exembajador de México en Reino Unido y Estados Unidos y exinvestigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional de México. Es uno de los mejores escritos que hemos encontrado respecto a este tema: se titula “Reflexiones en Torno al Terrorismo“.

 

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