Los Grandes Errores al Abrir un Negocio Propio

Los Grandes Errores al Abrir un Negocio Propio

1. No evaluar asertivamente tus habilidades y oportunidades: quizás creas que, porque trabajaste en una panadería, ya puedes montar un negocio de pan; o que como en tu casa todos te alaban cuando cocinas, ya puedes abrir un restaurante. Seamos realistas, una cosa son tus habilidades como técnico o como operario y otras tus habilidades como “conductor” de un negocio (si no las tienes, estudia, capacítate, entrénate, pues sin ellas no irás a ningún lado). También puedes unirte a WebLat y compartir muy de cerca con otros que tienen intereses similares.

2. No conocer suficientemente el mercado: Para seguir con el mismo ejemplo, puede que conozcas mucho acerca del proceso de hacer el pan o del servicio de un restaurante, pero ¿estás al tanto de las tendencias del mercado respecto al consumo?, ¿Qué tipo de pan es el que más se vende y su relación costo-beneficio? ¿Qué restaurantes están de moda? ¿Cuáles son las características (de sexo, edad, nivel socioeconómico, etc.) de las personas que viven en la zona, lo que influirá en sus hábitos de consumo de pan o de comidas en general? (De hecho, ¿estás seguro de conocer esos hábitos?).

3. No apreciar justamente la competencia: cuántas panaderías hay en la zona; cuántos restaurantes; qué tiempo llevan en el mercado y cuánta cuota de mercado se lleva cada uno; qué tipo de publicidad hacen, etc.; y muy importante, ¿cuáles de ellos pertenecen a grandes empresas y/o cadenas? Aquello de que “el pez grande se come al pequeño” no es absoluto, pero no seas pretencioso, luchar con “los grandes” te será bien difícil. No es imposible, pero hay que prepararse muy bien para ello.

4. No estar enamorado plenamente de lo que vas a hacer: muchos abren su negocio porque “le dio resultado al vecino o al compadre”, o “porque una vez trabajó en eso”, etc.; pero las estadísticas aquí son casi absolutas: el 99% de los que triunfan es porque viven enamorados de su negocio, creen firmemente en él y viven la pasión de verlo crecer día a día.

Errores al abrir un nuevo negocio
Si no estás enamorado de lo que haces, ni las ideas fluyen.

5. No entender al detalle la estructura “Costos-Beneficios-Impuestos”: generalmente los costos son más (mucho más) altos que lo que pensamos; las ganancias son menores (mucho menores) de las que escribimos en la servilleta del Café de la esquina mientras convencíamos a la esposa de que esta sería “la solución de nuestra vida”… Y los impuestos son más agresivos (abrumadoramente más) de lo que pensábamos antes de comenzar.

6. Creer que puedes solo: Superman es una creación netamente estadounidense, pero el héroe que triunfa en solitario y regresa al barrio a comprarle una casa a su viejita y ser alabado por sus excompañeros de dominó y bares, lo llevamos casi todos los latinos por dentro. No arriesgues solo. Si tu idea es realmente buena, encuentra inversionistas, amigos y/o familiares que estén dispuestos a apoyarte o a arriesgar junto contigo. Solo si se unen los esfuerzos, el dinero y el conocimiento de varias personas se pueden minimizar los riesgos del fracaso.

7. No entender adecuadamente el trinomio “Idea-Proyecto-Producto”: puede que tengas una gran Idea, pero esto no es lo que comprará la gente. Deberás convertirla en Proyecto, teniendo un Plan de Negocios –Finanzas, Personal, Marketing, etc.-, con un Presupuesto muy claro de cómo se invierte el dinero (y en qué) en cada etapa de desarrollo del negocio y cómo se recupera la inversión. Y por último deberás darle forma a tu Producto o Servicio (aquello por lo que la gente paga), que ya incluye el local u oficina, la infraestructura, la logística y los manuales de operación y muchas cosas más.

Algunos de los elementos anteriores los comentaremos adicionalmente más adelante, pero si haces tus búsquedas en Internet, podrás encontrar mucha información al respecto, tanto en inglés como en español. En WebLat tienen un Curso Básico para Emprendedores, gratuito, con información difícil de encontrar en otros lados.

Sé arriesgado (quien no lo es no triunfa), pero sé realista. Sé atrevido e incluso un poco pretencioso (pues solo quienes lo son logran mover el mundo hacia adelante), pero ten la suficiente humildad y sencillez como para buscar y escuchar la crítica de familiares, amigos y, -si puedes pagarlos o incorporarlos de alguna manera- de especialistas en tu tipo de negocio.

Eso sí, cuidado con los pesimistas y “aguafiestas de siempre”. Invita a tus hijos y a otros niños de la familia a que te den su opinión; no te imaginas cuántas cosas interesantes pueden llegar a transmitirte. Ten en cuenta que “solo los niños y los locos dicen siempre la verdad” (quizás no estaría de más oír qué piensa uno u otro “loco” de tu ilustre proyecto).

 

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