Mitos y Estereotipos Mutuos

Mitos y estereotipos mutuos

Las diferencias, supuesta o aparentemente irreconciliables, muchas veces son alimentadas por mitos y estereotipos, que se han forjado durante décadas y están presentes tanto en los estadounidenses como en nosotros, los latinos.

Por parte de los estadounidenses acerca de los hispanos:

* El latino es un primitivo tercermundista, incapaz de lograr el progreso y propenso a permanecer estático (mito extrapolado quizás a partir de las percepciones de los primeros colonos de América, quienes eran vistos como bárbaros por los ingleses; pero una vez asentados en Norteamérica, fueron ellos quienes vieron a los indios nativos y a los esclavos africanos como bárbaros y gente no civilizada).

* Son especies o razas inferiores, con poco sentido práctico.

* Hablan gritando y gesticulando, son maleducados, con modales inadecuados y pobre educación cívica o formal.

* Solo sirven para la música y el baile, y solo trabajan si sienten el látigo.

Por parte de los latinos acerca de los estadounidenses:

* Los estadounidenses son gente con dinero, pero sin pasado y sin cultura (originado por el desencanto de las élites latinoamericanas del siglo XIX, al ver que los estadounidenses no imitaron su estilo de vida).

* Solo viven para trabajar, no saben lo que es divertirse o tomarle el sabor a la vida.

* Se creen los dueños del mundo, no nos respetan y solo nos tratan cuando creen que pueden sacar alguna ventaja.

* Son inhumanos, no tienen corazón ni sentimientos y lo único que les importa es el dinero.

Si los evaluamos fría y cuidadosamente, nos podemos dar cuenta de que, en cada estereotipo, los de unos y los de otros, hay un grano racional, una parte de verdad que ha sido absolutizada o llevada al extremo; lo cual impide o, en el mejor de los casos, dificulta la comprensión de las virtudes y rasgos positivos de cada cultura.

Muchos de los estereotipos manejados por los estadounidenses no tienen en cuenta la diversidad latinoamericana, y ven a Latinoamérica como un monolito, como una simple unidad, sin entender su diversidad. Nuestras repúblicas tienen muchos rasgos en común, pero también son profundamente diferentes, debido a la variedad microclimática, racial, cultural y a su evolución histórica.

Al mismo tiempo, los latinoamericanos tampoco apreciamos en su justa medida la diversidad existente en la composición social, racial y cultural de los Estados Unidos hoy en día. Aunque indudablemente existe una cultura “estadounidense” con valores comunes a todos los segmentos y estratos sociales, hay que reconocer que, además de los descendientes de irlandeses, los afroamericanos, los asiático-americanos, los descendientes de muchos países europeos e igualmente nosotros, los latinos, hemos introducido y desarrollado una extraordinaria variedad de características y aspectos culturales.

Antes de concluir con este aspecto, vale señalar el peor de los estereotipos a nuestro juicio:

La extrapolación de la dependencia económica tradicional de los países latinoamericanos respecto a Estados Unidos hacia un plano microeconómico, transformándola en cierto tipo de dependencia individual de los norteamericanos que nos rodean, donde muchos de ellos se sienten superiores y muchos de nosotros nos consideramos a nosotros mismos inferiores, nos conformamos con posiciones de “tercera o cuarta categoría” y no luchamos lo suficiente por avanzar y lograr nuestras más preciadas metas.

No somos peores que nadie. Y cada día podemos ser mejores que lo que éramos ayer: esa es la idea de PROGRESO, más que el tan cacareado “triunfo” o “éxito” que tanto se defiende en la Web Latina: un sólido bastión en crecimiento y desarrollo para todos los latinos y latinas dispuestos a avanzar y progresar.

 

 

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