Practicidad y Funcionalidad

Para ellos no tiene valor “lo que pudo haber sido”. Cuenta “lo que fue” y más aún, “lo que será”. Evalúan las cosas (y desgraciadamente a veces también a las personas) por su valor de uso más que por su valor sentimental (lo que no necesariamente quiere decir que sean un pueblo de “desalmados”, al menos no la mayoría) y entre diseño y funcionalidad, salvo en propósitos artísticos o muy especiales, hacen el énfasis en lo segundo.

Incluso la educación es mucho más pragmática que a lo que nosotros estamos habituados, así que todo lo que se aprende fuera de la clase a través de pasantías o actividades extracurriculares es muchas veces considerado igual de importante que lo que se aprende dentro del aula. En consecuencia, el aprendizaje a lo largo de toda la vida es altamente valorado y muchas veces deviene en programas de educación continua.

Precticidad y funcionalidad son rasgos muy estadounidenses.

Los estadounidenses son, en general, percibidos como personas muy pragmáticas, lo que significa que tienden a centrarse en lo práctico, funcional y efectivo, más que en lo abstracto o idealista. Este enfoque pragmático se refleja en muchas áreas de su vida, como los negocios, la política y la vida cotidiana. El énfasis en la eficiencia y los resultados a menudo prevalece sobre la toma de decisiones basada solo en teorías o principios filosóficos.

En el contexto de los negocios, por ejemplo, se valora mucho la acción concreta y la resolución de problemas inmediatos. Esta mentalidad también está presente en la forma en que los estadounidenses se enfrentan a los desafíos: buscan soluciones directas y eficaces, a menudo con un enfoque práctico y sin demasiados rodeos.

Hasta la propia familia se desarrolla y concibe dentro de un enfoque mucho más pragmático, por lo que el núcleo de la estructura familiar (padres e hijos) es a veces incomprendido.

Los valores familiares tradicionales incluyen amor y respeto hacia los padres, al igual que a otros miembros de la familia, pero eso no impide que los hijos acostumbren a disentir de sus mayores (de nuevo el tema de la libertad individual), lo cual no se considera irrespeto y falta de amor, sino que se concibe como un paso en el desarrollo de la independencia personal.

Ten muy en cuenta esto último en tus relaciones con tus hijos nacidos en Estados Unidos o que hayan llegado pequeños: no te están faltando el respeto cuando difieren de tus opiniones o creencias. Están simplemente actuando acorde a valores de la sociedad en la que viven y se están educando.

Los padres sienten la responsabilidad de garantizar y motivar la mencionada independencia, lo que se refleja, entre otras cosas, en enseñarles a ganar su propio dinero desde muy temprano y permitirles que abandonen la casa tan pronto como alcanzan la mayoría de edad.

En los últimos tiempos, debido a los absurdos precios de las hipotecas y las rentas, esta última tendencia se ha ralentizado bastante y los hijos viven con los padres hasta tener mucho más edad. Incluso, no te resultará extraño ver a parejas jóvenes viviendo con  los padres de uno u otro cónyuge, de manera que puedan ahorrar dinero para cuando lleguen los hijos poder irse a vivir solos.

 

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