¿Ignorar o Tomar en Cuenta 100% a Google?… Shakespeare, Por Favor, Échame una Mano

Con Google o sin Google, ¿es esa la Cuestión?

Cuando el famoso y archimencionado dramaturgo inglés puso en boca del Príncipe de Dinamarca la que quizás sea la frase más popular de todos los tiempos: “Ser o no ser, he ahí el dilema“, lo que realmente se pregunta Hamlet es si es mejor vivir o morir, contemplando ambos lados del argumento.

Morir sería una liberación de los tormentos de la vida, pero también es algo desconocido que podría ser peor que vivir.

Ahora, a más de 400 años después de haberse escrito la inmortal obra, los dueños de pequeños y medianos negocios que se ven obligados a crear contenidos a través de los cuales dar a conocer sus negocios, y los pequeños creadores de contenido que realizan esta labor para ganarse el pan, se enfrentan a un dilema similar: ¿Ignorar o Tomar en Cuenta 100% a Google?

Algunos, guiados por los gurús tan habituados a vender pócimas milagrosas y altisonantes recetas, deciden seguir paso a paso las indicaciones, sugerencias, requerimientos y mandatos del gigantesco, cuasi monopólico y en ocasiones represivo Google.

Y entonces ves esos largos videos de YouTube que, pudiendo haber durado 7-10 minutos, se extienden por largos ratos, en parte para cumplir con los mandamientos de “papá“, y en parte para dar tiempo a que se pueda insertar más publicidad en los mismos.

Y encuentras esos artículos que igualmente se extienden 3-4 veces más de lo que habría sido necesario, y te repiten una y otra vez una frase (llamada “frase clave“) para poder ser indexado por el Dios de las búsquedas.

Todos los Olimpos son Caprichosos

Quiero que me entiendas bien. Yo no estoy en contra de Google. Considero que, aparte de muchas otras cosas, tiene el extraordinario mérito de haber introducido y haber hecho imperar cierto orden en un sector que de otra manera pudo haberse convertido en un caos total, o al menos, en más caos de lo que ya es.

Pero como casi todos los Dioses, Google no siempre habla claro. Te obliga a interpretar cómo cumplir sus mandamientos tan llenos de ambigüedades. Y nunca sabes exactamente cómo va a reaccionar y de qué proporciones será su ira ante cualquiera de los múltiples pecados que tu humana existencia te hará cometer, de una forma o de otra.

Y como casi todos los Dioses que conozco (excluyendo al tuyo, para que no haya ofensas ni ofendidos), Google sirve a los poderosos y a su propio poder, por mucho que, con herramientas gratuitas y creativas aplicaciones haga más fácil nuestras vidas.

No me voy a extender en esto, pero te invito a que, primero, hagas una búsqueda en Internet sobre los requerimientos del gigante de Silicon Valley y pienses, con objetividad, en todo el tiempo que tendrías que emplear y los recursos de que tendrías que disponer. para poder satisfacer las múltiples demandas de Google.

Y luego, quiero que hagas una segunda búsqueda sobre cuántas veces al año se actualiza ese poderoso y esquivo algoritmo que nadie conoce en su totalidad, pues lo mantienen más en secreto que lo que alguna vez lo estuviera la dichosa fórmula de la Coca Cola.

Te asombrará saber que Google cambia su algoritmo alrededor de 500 veces al año. Y te dicen que es para perfeccionarlo, lo cual es muy cierto. Pero no te dicen que es para ejercer un mayor control sobre todo lo que se publica y sobre todos los que publicamos contenidos… lo cual no es menos cierto que lo otro.

Y si te animas a hacer una tercera búsqueda (que casi con toda seguridad también harás en Google), verás los enormes esfuerzos y cuantiosos recursos que dedican las grandes corporaciones y conglomerados de medios para que sus resultados siempre aparezcan en las búsquedas por encima de los tuyos…

Y vendrán los gurús corriendo a decirte que sí se puede competir siempre y cuando pases “su” curso de SEO o “su” último y “revelador” libro acerca de cómo vencer al omnipotente algoritmo.

Ya pretendo comenzar a terminar la idea, pero creo que tú mismo o misma puedes haber ido llegando a la conclusión a la que yo llegué hace par de años con ayuda de la gran duda universal que Shakespeare magistralmente nos transmitió a través de Hamlet:

No puedes ignorar totalmente a Google porque esa sería la muerte de tus intentos de crear contenidos y posicionar tu negocio en los buscadores de manera que las personas te encuentren en sus búsquedas relacionadas con lo que haces.

Y no puedes vivir esclavo de las demandas “gugolianas” porque al final de cuentas no están hechas para ti, sino para aquellos pocos “elegidos” que pueden acercarse a cumplirlas al 100%.

Y como Hamlet, te quedarás atrapado en la duda acerca de qué es peor, si tratar de satisfacer a la deidad de las búsquedas o sufrir las “mortales” consecuencias de no hacerlo.

Al igual que Hamlet, con respecto a Google y a muchas otras cosas de la vida, te debatirás entre ir a un extremo o al otro, entre identidad y existencia… y la verdad es que no puedo aconsejarte, pero puedo compartirte las dos cosas que yo mismo he hecho para lograr que mis contenidos y los de mi equipo lleguen a la mayor cantidad de personas posible.

De hecho, te descubro un secreto sólo entre tú y yo (y que nadie más se entere): creamos WebLat, la red enfocada en el progreso latino y las CoFraDiAs, precisamente de esta manera, no para ignorar a Google, sino para, en cierta medida y hasta cierto punto, liberar a nuestra gente de “la tiranía de los algoritmos“, no sólo el del buscador que hoy nos ocupa, sino también el de Facebook y otras redes sociales, de manera que no tengamos que consumir exclusivamente el contenido que “ellos” deciden que es “bueno” para nosotros.

Mi Posición Ante el Dilema con Google

Primero: Fiel a mi teoría acerca del “Yo +++” he aprendido y llevado a la práctica la certeza de que la mayoría de las cosas no son “blancas o negras, o incluso con matices“, sino al mismo tiempo “blancas y negras y con matices”, en dependencia de las circunstancias y la perspectiva en que las mires.

Por ello me subordino e insubordino a Google AL MISMO TIEMPO y atiendo a sus exigencias en la medida de dos cosas: mis posibilidades y mis intereses; y

Segundo: Hace ya bastante que tomé la que hasta hoy me parece acertada decisión: ESCRIBIR PARA TI, ANTES QUE ESCRIBIR PARA GOOGLE.

Como a Hamlet y al bendito Shakespeare, eso no me libera de dudas, pero resuelve mi propio dilema: entre “Estar a bien contigo y estar a bien con Google“, mi elección está muy clara.

Al final, de alguna manera Google lo reconocerá. Y tú serás mi único y verdadero juez.

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Comentarios

    1. @antonella234 no creo. Shakespeare era un soñador y Dr. T es un tipo muy práctico (que si lo sé yo, luego de haberme tocado trabajar con él tantas veces), pero de que tiene la pluma tan afilada como la del inglés, pues no me cabe duda… ah, y coincido, muy buen artículo.