Propósitos de Año Nuevo: ¿Por Qué no los Cumplimos? Un Vistazo Atrevido al Tema

Los propósitos de año nuevo parecieran ser uno de los rituales más venerados y repetidos en el mundo. Estamos a pocas horas del 2025 y muchos de nosotros ya nos hemos trazado las nuevas metas y objetivos que, ¡ahora sí!, ¡ahora sí vamos a cumplir! Que nadie se atreva a ponerlo en duda, pues este año sí vamos en serio.
¿Cuántas veces has dicho eso a lo largo de tu vida? Quizás tantas como años de existencia consciente acumules sobres tus espaldas.
Y una y otra vez pasa lo mismo: comenzamos con mucha disciplina y determinación… hasta que empiezan a aparecer las malvadas EXCUSAS: no tengo tiempo, el jefe me está exigiendo mucho (a lo mejor ese fue uno de sus propósitos de año nuevo), me enfermé, cambié de trabajo y ahora empleo más tiempo en desplazarme… y mil pretextos más por el estilo.
No te sientas mal. Te ha pasado a ti, a mi y al 95% de la humanidad… O no, espera, no es el % adecuado… quizás deberíamos decir que el 99% de los seres humanos hemos caído en la ingrata trampa de los propósitos de año nuevo.
¿Por Qué no Cumplimos los Propósitos de Año Nuevo? – Enfoque Tradicional
Conversa de este tema con tus amigos o haz una búsqueda en Google y la mayor parte de las respuestas se va a enfocar en estos 4 fundamentos:
*”El problema es que siempre has sido un holgazán o una holgazana“…, “Lo tuyo es puras promesas, pero de cumplir nada“…, “Yo lo sabía, blah, blah, blah“), y otras perogrulladas similares que nos sueltan esos amigos que nos conocen bien, que año tras año nos han visto, luego de 15 días, pasarnos los mentados propósitos por el Arco de Triunfo y no precisamente ese que se encuentra en París, en el extremo occidental de los Campos Elíseos, en la plaza Charles de Gaulle.
*”Lo que pasa es que te trazaste objetivos poco realistas, poco específicos“…, dirán algunos ilustrados justo antes de darnos una clase magistral acerca de que los propósitos de año nuevo deben traducirse en objetivos realistas, medibles y concretos, como eso de que no se trata de poponerse “comer menos pan“, sino “sólo un par de tajadas de pan a la semana“.
*Y no faltarán los implacables, los que te echarán en cara décadas de estudio de Psicología clásica, argumentando con sobradas razones que los mentados propósitos no se cumplen “por la falta de TRES cosas vitales: disciplina, compromiso y estrategia“… Prepárate, porque cuando estos terminen contigo, te sentirás peor que un balón de futbol luego de haber sido pateado por Leonel Messi y Cristiano Ronaldo por cinco o seis horas.
*Algunos, un poco más amigables, intentarán suavizarte el mal rato y te dirán cosas como: “no tuviste en cuenta los obstáculos…“, “seguramente no has aprendido a dejar atrás el temor al cambio…“, “tú hiciste el esfuerzo, pero el ambiente que te rodea ha sido muy negativo…“.
Y si te despojas de prejuicios y entras en trance de sinceridad contigo mismo, te darás cuenta de que todos tienen razón…, bueno, parte de la razón. Y te darás cuenta que todos están tratando de ayudarte, bueno, de ayudarte a justificarte o a sentirte re-mal… porque ¿de qué te sirven todas esas arengas si año tras año retornas al lugar del delito?
¿Será que el ENFOQUE TRADICIONAL (como en tantas otras cosas de la vida), “explica“, pero no “ayuda“? ¿Será que hay que dar un paso más allá, uno más atrevido y menos convencional? Veamos.
¿Por Qué no Cumplimos los Propósitos de Año Nuevo? – Enfoque Atrevido
Bien, no es tarea fácil la que nos hemos trazado aquí. Sería arrogante y petulante presumir tener la “solución mágica” a uno de los problemas que viene agobiando a la humanidad desde hace siglos, milenios quizás.
Por ello, no tratemos de enunciar “la receta“, sino de reflexionar abierta y descarnadamente sobre la casi inevitabilidad que pesa sobre nuestras conciencias, de incumplir los propósitos de año nuevo.
Primero que todo, reconozcamos algo que a muchos no va a gustar: por naturaleza somos más propensos al acomodo que al sacrificio (una forma extremadamente culta de abordar el diablillo haragán, vago y malvado que todos llevamos dentro). Reconozcamos, al menos, que no basta, que no es suficiente con enunciar las cosas, con “visualizarlas“, como nuestros queridos gurús y mercaderes de veneno de serpiente nos quieren hacer creer.
Cambiar es duro. Proponerse y lograr cosas nuevas… decidir pasar a nuevos niveles de nuestra maravillosa, pero ya de por sí incómoda existencia, es duro. Es difícil, es de… y ponle cuatro o cinco sustantivos que no podemos numerar aquí.
Segundo, ¿cómo carambas nos vamos a trazar objetivos precisos, específicos y concretos para todo un año, si ni siquiera sabemos cómo se comportará el mundo, el país y el medio que nos rodea la semana próxima, tal vez mañana? Las circunstancias cambian… y de seguro van a cambiar, por lo que quizás la idea no sea trazarse objetivos que nos hagan diferentes de un año a otro, sino de estar mejor preparados, con cada día que pase, para enfrentar “lo mejor posible” los cambios y retos del entorno.
Y ya sé que los paladines del enfoque clásico vendrán en manada a criticar esta parte de mi inconclusa reflexión como “imprecisa” e “indefinida“… ¿Y saben qué? Tendrán razón los Inquisidores, no por sabios, sino porque la vida es “imprecisa” e “indefinida“. Lo único absolutamente cierto es “un día tras otro”, que mañana -a cierta hora- saldrá el Sol, y -a cierta hora- le sustituirá la Luna. No te dejes frustrar por quienes comercian con recetas baratas de mala cocina y las intentan adaptar al devenir del Universo.
No somos culpables de que las cosas cambien de manera tan impredecible y tiren por la borda nuestras buenas intenciones, que a veces escribimos en piedra y otras en papel sanitario. ¡No te sientas mal! Lo que parece que realmente tienes que proponerte para el próximo año es medir TUS AVANCES de un mes a otro, de una semana a otra e incluso (si te es posible y cuando te sea posible), de un día a otro, y estructurar tus grandes propósitos en pequeñas porciones, en modestos objetivos que se acumulen como el interés compuesto y rueden cuesta abajo, acrecentándose como la famosa bola de nieve.
Ese es el verdadero propósito de año nuevo: ser mejor hoy que ayer y tantito peor que mañana. Y que no te abrumen con falsedades: por impreciso que parezca, lo podemos medir… si somos capaces de evaluar cada día el lugar donde estamos. Y si somos capaces de reconocer que hay días en que seremos peores que ayer… y que no pasa nada, pues estamos luchando por ser mejores en el mediano y largo plazo, aunque trabajemos en ello día a día.
Pero la reflexión estaría incompleta si no abordamos un tercer, y casi macabro, elemento.
Por último (entre mil cosas más que podrían agregarse), está el tema de los sistemas y las redes operativas y/o funcionales.
Prueba a construir un edificio moderno, maravilloso, pero sin sólidos cimientos y sin redes eléctricas, albañales, etc. Terminará derrumbándose por sí mismo, o lo demolerán por inservible e inapropiado… Pues bien, lo mismo pasa con los propósitos de año nuevo. Si no creamos los SISTEMAS, las bases, los flujos que los sustenten, no servirán de nada.
Y eso no es tarea fácil. Gritar a voz en cuello que en 2025 me levantaré todos los días a las 5 am a hacer ejercicios es de las cosas más fáciles que he visto en el mundo. Crear las condiciones, en mi vida y en parte en la de quienes me rodean, para permitirme acostarme cada día a una hora apropiada y garantizar que cada día cumpla con tal cometido con salud, disciplina, fuerza y persistencia sostenida en el tiempo es una tarea titánica, de Superhéroes.
Asi como lo lees. Si quieres que tus propósitos de año nuevo sean una realidad medible y no otra quimera frustrante y desvalida, tendrás que asumir que no tienes otra opción que convertirte en Superman o la Mujer Maravilla. Esa será tu elección. Mi tarea concluye reafirmándote que es posible, que es viable, pero cada uno de nosotros tiene que encontrar el camino que lo haga posible. Su propio camino.
Finalizando ya, no te habré dado la solución y no creo que exista…, pero si he logrado que no te sientas mal (al menos no tan mal) por tus “incumplimientos” pasados y que te aprestes a crear, primero que todo y por encima de todo, las CONDICIONES MÍNIMAS que aseguren todos o parte de tus propósitos para 2025, pues es casi seguro que yo estaré cumpliendo uno de los míos.
(Nota al margen: si te unes a WebLat no te aseguro que vas a cumplir lo que te propongas, pero sí tendrás otros latinos y latinas como tú dispuestos a compartirte aciertos y desaciertos, en un camino que si quieres transitarlo rápido tendrás que andarlo solo, pero si quieres llegar seguro, lo mejor es hacerlo acompañado).
Muuuuuuy bueno. Realmente a veces nos frustramos y nos torturamos de más por no entender estas cosas.